miércoles, 14 de noviembre de 2007

El Regalo de Aldebodal 1ª Parte

(Prólogo de: Endora, el retorno de la Emperatriz)

-Abuela, cuéntame otra de esas historias sobre la Familia de la Emperatriz.

- Schh!! Calla, hijo - dijo la abuela de blancos cabellos susurrando - no está permitido hablar tan a la ligera de esas cosas. Los Masters Sizan no nos permiten recordar nada sobre la familia imperial. Si quieres hablar sobre ello, primero debes asegurarte de que nadie salvo personas de confianza están a tu alrededor.

-¡¡Pero si ahora estamos tu y yo solos!!

-Tienes razón, hijo. Pero me da tanto miedo que puedas hablar de estas cosas en otras situaciones y que nos puedan hacer daño... - dijo la anciana botany, con pena y dolor en la mirada.

-Entonces, ¿ me cuentas algo sobre la Familia?

La anciana sonrió con dulzura a la salud de la curiosidad de su nieto, se sentó junto a la pequeña cama de madera verde y acarició a su pequeño.

- ¿Qué historia quieres oír?

- ¡¡Cuéntame otra vez como la Madre Aldebodal le concedía a la Emperatriz su fuerza y poder!!

Respiró hondo, tragó saliba, se sentó junto a la cama de su nieto y con una amplia sonrisa comenzó a contar:

Como ya sabes, los botany nos organizamos por familias, pero no familias de sangre, sino familias de actividad. Yo, nacida en una pequeña aldea de Sedrev, elegí educarme en la Familia del Dolor, para comprender sus mecanismos, sus causas, su procedencia y así descubrir remedios, que hagan la vida de los botany más larga, agradable y tranquila. Había un linaje que se encargaba de organizar al resto de las Familias, para que entre todas hubiese equilibrio, y a la vez se se responsabilizaba de las relaciones de los botany con los demás seres de Aldebodal. Era una familia serena, justa, acogedora, preocupada por el bien común, sacrificada por nosotros y cercana. I
gualemente, los aspirantes a formar parte de esta Familia debían estudiar y entrenarse mucho para poder llegar a ser grandes dirigentes botany. Realizaban arduos trabajos físicos en beneficio de la comunidad, se enfrentaban a bestias despiadadas para defendernos y aprendían los secretos de la magia de nuestro planeta, así como se acercaban a las demás Familias e intentaban comprender y participar de sus intereses y necesidades.

La Madre Aldebodal, se sintió tan orgullosa de esta Familia y su labor, que decidió ayudarla concediéndola parte de su esencia. Como ya había concedido energía a los Seis Seres Fabulosos de Aldebodal, pensó que sería bonito y enriquecedor para todos, que los Seis compartiesen el regalo que la Madre les hizo en su día. Así se lo comunicó a los Seis y a la Familia de la Emperatriz. Y por primera y última vez, hasta la fecha, los Seis y la Emperatriz se reunieron en lo alto de la más alta torre del Palacio Imperial del Monte Daymantos, para compartir el poder, la esencia, la energía primera que originó y a la vez mantenía, y mantiene, la vida en Aldebodal.

Enarte, la Hechicera Infantil, conocedora de grandes secretos. El Eterno Ciego Enamorado, Dogei, sosteniendo a su amada, Ardif, encerrada en un cubo mágico para poder sobrevivir por toda la eternidad. La Bestia Despiadada de las Mortales Aguas del río Od-Ärom, Eóstemos. La Triste e Irresistible Figura que ronda sola los acantilados de Sojor, Ororo. El Hada Miedosa que se encerró a vivir en un profundo pozo, Atalea. Y el Eterno Espíritu de las Bestias de las selvas de Sajnaran, Kraem.

Los seis se reunieron allí, alrededor de la bondadosa representante de la Familia de la Emperatriz, mas encontraron un problema, que antes no se habían planteado. Aldebodal les concedió la esencia, pero nunca les indicó cómo compartirla, así que... ¿cómo se la podrán enviar a la joven soberana?...