sábado, 28 de junio de 2008

Magda, no llores!



El jueves llegó a casa una nueva inquilina. No llegó sola, sino de la mano de su padre, Roberto. También llegó junto con una de sus hermanas, Selma, pero fue Magda la que me robó el corazón, pues no paraba de llorar silenciosamente, sin dar grandes alaridos, ni pronunciados pucheros, simplemente lloraba.

No comprendí bien el porque, pero esperé cautelosamente a que roberto me contase si quería, y al poco todo quedó claro.

- Como sabéis me voy tres semanas a Londres y después volveré unos meses, pero en Septiembre me iré a Amsterdam, al menos un años - dijo tranquilamente mi amigo-. Por eso, vengo a pediros a Javi y a ti, que adoptéis a dos de mis princesitas. Lucía ha adoptado a Antonia, y aquí os traigo a Selma y Magda.

Entendí enseguida la pena de Magda y me identifiqué plenamente con ella. Yo llevo llorando su partida desde el mismo día en que me contó que se marchaba en Septiembre. ¿Qué voy a hacer yo sin mi amigo, mi interlocutor, mi paño de lágrimas, mi saco de risas, mi remanso en Madrid... MI AMIGO?
Después de cenar Roberto se fue. No se despidió de ninguna de las dos, imagino que porque ya lo habría hecho antes y volver a hacerlo para los tres sería de nuevo doloroso.

Al día siguiente, al llegar a casa del trabajo, sorprendí a Magda mirando por la ventana. Miraba triste, inconsolable y resignada. Miraba a ver si volía Roberto, aunque sabía y tenía la absoluta certeza de que no iba a volver.
Me acerqué tranquilamente, pero no sigiloso, pues quería que notara que iba llegando y así no asustarla. Bajito, como se suelen decir las cosas más importantes, la conté todo lo que también sentía. La hice ver que yo también le echaría de menos y que entre los dos podríamos alegrarnos el día a día, confiarnos nuestros sentimientos, inquietudes, nuestro cariño por el amigo, por mi parte, y creador, por el suyo, que teníamos en común. Y así, las lágrimas de Magda comenzaron a contenerse y la resignación se fue volando con dos palomas que partieron desde el alfeizar de la ventana.

Ya Magda está mejor. Está más traquila. La he prometido que este verano, en breve, ya que empiezo el Lunes las vacaciones, iremos juntos a hacernos fotos, para colgarlas en Aldebodal y que Roberto nos vea y se sienta feliz por habernos unido, porque nosotr@s estamos encantad@s de haberle conocido.