jueves, 7 de octubre de 2010

Atalea. Los deseos del Pozo de Sluça.

Cuentan las olas cuando suben y bajan con las mareas, que hubo una vez una atrevida faneia*, atraída por los silbidos de los pescadores de las ciudades costeras de Sluça y por los cánticos de las especies voladoras de tierra firme, que decidió abandonar su Océano amado e investigar las tierras azules, que tanto se le parecían.

Nada más salir la sensación no fue buena, pues el suelo de la tierra es seco y duro, y se le clavaba en sus delicados y finos pies, acostumbrados al agua y a flotar. Sin embargo, como pudo se fue acostumbrando a la nueva sensación y se dejó fascinar por la flora y la fauna que ante ella se abría. Aves celestes que extendían sus alas y planeaban, mientras al tiempo graznaban hermosas melodías. Dulces aromas que emanaban de las flores azul cobalto, que nada tenían que ver con el olor a sal de las escurridizas algas del Océano. Los frutos que colgaban de los árboles, y que supo que se podían comer al ver a unos gumpa** colgarse de las ramas y cogerlos, llenaban su boca con explosiones dulces, líquidas, amargas e incluso pegajosas. Aquello era maravilloso, todo un mundo nuevo y fascinante se abría ante ella, y sólo pensaba en investigarlo más y más.

Una tarde, mientras saboreaba un precioso y dulce fruto, escuchó cómo un tumulto cantando se acercaba. Un gran grupo de botanys, de piel azul de diversos tonos, recogían y cortaban frutos y hierbas. De nuevo un delicioso espectáculo, pero esta vez para sus finos oídos, que acostumbrados a los amortiguados sonidos de las profundidades sonaban libres, rápidos, ligeros. Tanto disfrutaba de lo que escuchaba, que no se preocupó de esconderse y cuando quiso darse cuenta, un apuesto botany la miraba incrédulo. 

Qué distinto era, con respecto a ella. Piernas fuertes, brazos musculosos, piel color cian, largo pelo trenzado... El joven casi ni se movía, sólo la miraba. Parecía tener miedo de hacer algún gesto y que la faneia desapareciese. Atalea, que así se llamaba la joven del Océano, se puso de pie lentamente, y con suavidad ( para no sentir el duro suelo, al que no terminaba de acostumbrarse, no os vayáis a creer) se acercó al hermoso recolector y le acarició. Quería sentir su tacto, su temperatura, tenerle cerca para olerle. Y entonces vino una idea a su cabeza, que no pudo frenar, y sin previo aviso le besó. Sabía a frutos ácidos como las bayas de Sluça, que ya había tomado en varias ocasiones, y en su boca se mezclaban la humedad, lo tibio y la sorpresa. 

Pero algo la frenó. ¿Qué era aquello? Una extraña sensación la recorrió del estómago hasta la cabeza y rápido hasta los delicados y finos pies. Era incómodo, tendía a expandirse y rápidamente a contraerse, para de nuevo volver a explotar. ¿Qué había pasado? ¿Qué tenía aquel joven en sus labios, que tanto la había afectado?
Como la pólvora salió corriendo a pesar del dolor de sus pies. No podía quedarse allí. Debía huir lejos para apartar de ella aquel sentimiento. Si marchaba y dejaba atrás al botany la sensación se desvanecería. Estaba segura... Pero nada cambió. Pasaron los días y las noches y lo único que pasaba por su cabeza era el momento en el que tocó suavemente los labios cian del chico. Volvió al Océano, a ver si de aquella manera se curaba de aquel mal. Pero era inútil, había sido envenenada y nada parecía ayudarla. Sólo la Madre Aldebodal podría sanarla. Así que, como decían las leyendas de las ancianas faneias del fondo del Océano, cruzó las fuertes corrientes del río Luça y siguió hacia arriba para ver si llegaba al Monte Daymantos. Pero afectada por lo que sentía, dejó de comer y el cansancio pudo con ella. Salió a la orilla y allí lloró. Y entre sollozos y rezos, súplicas y lágrimas, pidió a la Creadora que borrase de ella aquella sensación que la privaba del sueño y el hambre. Vencida por el agotamiento, se durmió.

Al despertar, se encontraba en un pequeño islote con vegetación, dulces frutos, hermosas y aromáticas flores y algunas especies voladoras, aquellas que más le gustaba oír mientras disfrutó en la tierra. Sin embargo, la sensación de ver todo aquello, ya no era igual. 
Además, algo extraño pasaba. Del cielo llegaba una luz, pero alrededor todo estaba oscuro. El aire era denso y húmedo. Afinó la vista y descubrió lo que pasaba. Se encontraba en un profundo pozo. Una fuerte pared de ladrillo crecía a su alrededor, hasta perderse en la lejanía ¿Cómo habría llegado allí? Lo último que recordaba era estar llorando a la orilla del río Luça por aquel mal que... Ya no sentía. Aquella sensación que tanto la agobiaba había terminado, y aquel recuerdo que aún poseía la daba absolutamente igual.
Entonces sintió calor, tranquilidad y que algo bueno se acercaba a ella.

- He elegido todo lo que más te gustó durante tus días fuera del Océano - le dijo una niña sentada a su lado mientras hacía dibujos en la arena con el dedo.
- Gracias - contestó Atalea.
- Me dolió mucho verte tan triste, y no pude evitar escucharte y hacer lo que me pedías. Por eso, he borrado de ti el amor - Así que esa era la enfermedad que la atenazaba-. Pero alguien sin amor, es muy peligroso para andar suelto por el mundo, por lo que también te regalo esta cárcel de oro. Lo siento -dijo con verdadera pena en su voz-, pero créeme, es la única forma de poder cumplir tu petición.
La faneia no se sentía mal. Si poseyese la capacidad de amar, quizá al saber esto pensaría en lo mucho que iba a echar de menos aquello que le gustaba, pero no era así. Le parecía un maravilloso plan permanecer en aquel cómodo y agradable lugar, el tiempo que hiciera falta.
- Te concedo también parte de mí, por lo que ya eres hermana de seres como Enarte o Ardif y Dogei, pero tú tendrás la capacidad de hacer realidad los deseos y anhelos de quienes hasta este pozo se acerquen, con tu juicio libre de amor, cariño o ternura.

Y dicho esto, la pequeña se desnudó y al quitarse la ropa, era una hermosa joven. 
- Te daría un abrazo para despedirme, pero ya no puedes apreciarlo - se metió lentamente en el agua y sin mirar atrás, se sumergió para no volver a aparecer.

Desde entonces, Atalea canta aquella canción que oyó a unos recolectores botany, desde lo más profundo, en su islote, y escucha los deseos de quienes se acercan al borde el viejo pozo.Valora sus deseos, y en función del juicio les impone un precio, que no todos son capaces de pagar. En ocasiones es una pequeña donación, una ofrenda alimentaria, o el sacrificio de un pequeño animal. Pero otras veces, disfrutar de ver los deseos cumplidos requiere de traiciones, pérdidas de seres queridos o la pérdida de algo aún más valioso. Tal es el precio que la faneia requiere.
Dicen las viejas que aquellos que no saldan su cuenta, son perseguidos por la hipnótica voz submarina de Atalea, día y noche, hasta volverlos locos.

Así pues ten cuidado con lo que deseas y si de veras lo quieres ver cumplido, pues todo tiene un precio... y Atalea no lo perdona.



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*faneia: especie racional de Aldebodal que habita normalmente en las aguas del Océano, y que esporádicamente se deja ver flotando por sus aguas. Suelen ser muy curiosas, y acuden a cualquier estímulo que les llame la atención. Les caracteriza su aspecto femenino, el color pálido de su piel y sus puntiagudas, finas y alargadas orejas. Como muchas otras especies en Aldebodal, no poseen sexo fisológico fijo, sino que a lo largo de su vida sufren varios cambios.
**gumpa: similar a un mono, típico de la región de Sluça. Se alimenta de frutas y vive en grupos de grandes familias. Su pelaje es de color azul oscuro y en la zona de la cabeza y la punta de la cola, forma una puntiaguda cresta.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Aldebodal 5ª Parte

El último de los edificios emblemáticos de la ciudadela es La Casa del Manantial, o como suelen llamarlo los botany, El Hogar.

En el Monte Daymantos se encuentra el Manantial del que, por sucesivas separaciones, afluentes e irregularidades del terreno, surgen los seis grandes ríos del planeta: Edrev, Luça, Od - Ärom, Ojor, Ajnaran, Ollirhama; que a su vez dan nombre a las seis Regiones de Aldebodal.

Las crías de los botany deben ser amamantadas durante los primeros años de su vida con el agua de este manantial, pues posee todos los nutrientes necesarios para el desarrollo y la correcta alimentación de los pequeños. Los ríos de Aldebodal no son igual de beneficiosos, ya que en su trayecto van perdiendo unas facultades nutritivas, así como ganando otras, que pueden hacer que el infante crezca, pero no tan saludable.

Justo en el lugar en el que brota el manantial, la Familia de la Emperatriz,  años oxiales atrás, levantó un edificio para protegerlo de las condiciones meteorológicas, y dar cobijo a quienes se acercaban al Nacimiento de los Ríos a por el nutritivo líquido para sus bástagos. Al principio, era una construcción realmente pequeña sobre el manantial, pero los botany también fueron creciendo, aumentando, evolucionando, y aquella quedó estrecha e inútil, por lo que se fueron haciendo múltiples ampliaciones. La última reforma se hizo durante el apacible gobierno de la Emperatriz Yugova, quien pidió opinión a los habitantes del Monte, y levantó un edificio muy amplio, que no megalítico, con un gran patio, similar a un claustro, en cuyo centro se encontraba situada la Casa del Manantial, recibiendo la luz de Osex durante día, así como los pálidos rayos de las lunas en la noche, o las frías caricias de la lluvia, en un precioso jardín, con hierba de los seis colores que representan las seis regiones del planeta. Este es el aspecto que en la actualidad conserva La Casa.

Este Hogar lo regentan en colaboración las Familias del Inicio y de la Emperatriz, siendo miembros especializados en la crianza, alimentación, educación y medicina, quienes atienden a todas las familias que hasta allí se acercan. Como ya explicamos anteriormente, estas familias dejan sus hogares y acuden a la ciudadela del Monte Daymantos, donde se les da asilo y cobijo en albergues, estos sí regentados en exclusiva por la Familia Botany. Así lo decidieron el resto de Familias, ya que es una costumbre muy arraigada para su especie, incluso la única de todo el planeta que depende tanto de este agua. De este modo concluyeron, que sólo la Familia que estudiaba y centraba su atención en su propia especie podía cuidar y acoger adecuadamente a las familias en esta situación.

La Casa del Manantial se encuentra abierta día y noche, y de igual forma para todas las especies de Aldebodal. Inteligentes, salvajes, voladoras o reptantes, los botany tan sólo pretenden proteger el nacimiento de sus ríos y mantenerlo conservado el mayor tiempo posible. Del mismo modo, según quedó recogido en el Libro de Convivencia de los Botany: "Este fluido no puede ser vendido, ni debe ser objeto de comercio. Es un regalo de la Madre Aldebodal y como tal debe ser tomado."

De este modo, todos los núcleos familiares botany pasan entre uno y tres años en la ciudadela del Monte Daymantos, lo que la hace una ciudad muy rica cultural, artística y económicamente, al igual que la convierte en una ciudad abierta a todo visitante botany o no. Un lugar brillante, amable, apacble y acogedor, que cada botany siente como su hogar, ya que todos nacen allí y allí anhelan algún día volver, para recibir y criar a sus hijos e hijas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Asturies

He venido de un lugar mágico. He pasado cuatro días inmerso en el recuerdo de sensaciones y visiones olvidadas. Los olores, los sonidos, los sabores, las caras, los colores, el viento, el tacto de la arena... Ha sido maravilloso encontarme con Asturias de nuevo, y en especial con Llanes. Las calles, el brillo del sol, el olor que tiene en cada rincón, la ría que sube y baja, cruzada por el puente, el paseo de San Pedro, ahora más accesible, más verde, más largo, pero igual de bonito a mis ojos.

Asturias es la Tierra y el Agua, las montañas verdes, que al amanecer y al atardecer tórnanse azules, los eucaliptos, los falsos plátanos de sombra, las hortensias, las algas del mar bravo, que chocan contra las rocas, es el hogar del Cuélebre, de dragones que respiran dentro de las rocas y nos ayuentan bufando, de Xanas, de Trasgus, del Nuberu y el Ventolín, de Aldeanas, de Porruanos, de la Virgen de Guía y la de Covadonga, de San Roque (al menos para mí), es el origen del queso que más me gusta, la inspiradora de músicas ancestrales, y perpetuadora de las más bellas fiestas y tradiciones. Pero sobre todo, es el hogar de mis más tiernos recuerdos, es paz, descanso, alegría, familia, claridad, buen humor, canciones, fiestas, risas... Es mi lugar en el Mundo.

Ojalá algún día, mi lugar en el mundo y yo, coincidamos y compartamos vida. Mientras tanto...

miércoles, 30 de julio de 2008

Aldebodal 4ª Parte

El segundo edificio importante de la ciudadela del Monte Daymantos es el Templo del Inicio. Esta es la morada y escuela de los miembros de la Familia del Inicio, cuya característica principal es su ausencia de audición o la decisión de los mismos de no oír, centrando su conocimiento en el oído interior y el desarrollo cerebral para la captación de los pensamientos y la lectura mental. Como ya hemos dicho, no es necesario nacer sordo, pero sí poseer la decisión de no oír. Los botany tienen un gran poder de adaptación y un dominio magistral sobre sus sentidos, y así como pueden desarrollarlos al máximo, también pueden decidir no usarlos y hacer caso omiso al conocimiento que por ellos llega, consiguiendo así la pérdida o desarrollo de una habilidad en virtud o detrimento de otra.

Cuentan las leyendas sobre los fundadores de esta familia, que fueron estos los primeros botany, testigos de cómo la Madre Aldebodal creó las grandes montañas y  separó los continentes, así como provocó el surgimiento de las aguas del Manantial Sirhi Okra y trazó los caudales por los que fluirían los ríos del continente Shicrap. Todo esto provocó tales estruendos que estos primitivos botany decidieron taponar su sentido del oído y desarrollar mejor su escucha interior, para poder comunicarse mediante mensajes perceptibles mente a mente, sin la necesidad de órganos fonadores, sólo hiperdesarrollados cerebros. No obstante, para los niños y los iniciados, crearon una lengua signada, útil en sus primeros años de vida.
Una vez finalizada la creación, muchos botany decidieron volver a oir. Incluso, algunos quedaron tan maravillados por lo que percibían, que lo desarrollaron al máximo, pero un pequeño grupo prefirió seguir con el trabajo hecho y continuar con las costumbres hasta el momento establecidas. Así, en ese instante, se perpetuó  y se creó la Familia del Inicio, junto con las otras cinco Familias Originales: la Familia de los Moradores, la Familia del Entorno, la Familia de la Vida, la Familia Celeste y la Familia del Progreso.

Con el tiempo, los componentes de la Familia del Inicio, se convirtieron en imprescindibles terapeutas, que ayudaban a resolver profundos problemas internos de la mente de los botany, que acudían a ellos cuando se encontraban angustiados o deprimidos sin conocer bien la causa. Otros desarrollaron sus facultades para ser fieles servidores de la justicia, ya que en muchos actos oficiales, ayudaban a saber si todo lo que se decía era cierto, por lo que siempre se requería la presencia de un Defensor de la Verdad en reuniones de representantes de las Familias, en transacciones comerciales, en el esclarecimiento de Faltas a la Comunidad, etc.
Con el tiempo muchos componentes de esta Familia han desarrollado tanto su trabajo cerebral, que pueden llegar a tener visiones y ser capaces de realizar profecías que ellos mismos deben interpretar. De ahí el Templo Público del Inicio, al que acuden de todo Aldebodal para consultar el futuro. Este servicio es justo y no se cobra en dinero, sino más bien en acciones. En primer lugar, si el Visor del Porvenir no fuese capaz de descubrir nada, no se recompensarán su ayuda, incluso la Familia indemnizará el viaje al solicitante alojándole durante un día en el Templo del Inicio. En caso de que el Visor tenga una visión clara, que no necesite interpretación, el beneficiario deberá hacer algo en favor de la Familia, dependiendo de las necesidades de la misma y las posibilidades del beneficiario (atender a los peregrinos, enviar algo de alimento una vez que regrese a su hogar o ayudar en las reparaciones del Templo). Si la visión es compleja y necesita interpretación, el beneficiario podrá alojarse en el Templo, y ayudar igualmente a los componentes de la Familia del Inicio, hasta que éste consiga una respuesta clara. Los Visores no hacen diferencia entre especies, y al dejar de lado los lenguajes para percibir los mensajes de la mente, son capaces de comunicarse con la gran mayoría de seres inteligentes del planeta.

Así, el santuario se compone de dos edificios, el Templo, propiamente dicho, y tras él la Hospedería. El primero, asemeja una gran carpa circense esculpida en piedra, anclada al suelo por unos pilares diagonales, gruesos en la base que se van estrechando según ascienden hacia el techo. El tejado, similar a  una vaporosa tela de circo, posee ondulaciones que hacen creer a quien lo observa que se deja mecer por la brisa. Este efecto puede verse acrecentado, por el mosaico de colores que recubre toda la superficie interna, y que devuelve destellos brillantes cada vez que nace y muere el Viejo Oxes. El suelo es de mármol blanco, pulido y siempre refrescante, suave y limpio para cada visitante.
En el centro los Visores se encuentran sentados sobre gruesos cojines forrados en coloridas telas y gasas, a la espera de consultas, preguntas y necesidades. Apesar de la basta extensión de la edificación y la gran cantidad de gente que suele acercarse al Templo, sorprende el silencio que reina bajo la Tela de Roca.

La Hospedería, es una construcción bastante sencilla y austera, pensada para ser útil y albergar la mayor cantidad de botany posibles. De mayor anchura que altura, se encuentra tras el Templo y su pared de roca clara, la hace en ocasiones imperceptible.

A pesar de no realizar trueques ni comerciar directamente con las visiones y profecías, esta afluencia de seres hacia el Monte, hace de la Primera Familia una de las más respetadas y queridas de todo Aldebodal, así como una de las más poderosas, aunque otras familias no lo crean...

martes, 22 de julio de 2008

En la Guarida

Este fin de semana, Magda y yo nos hemos ido al campo con mis padres. Al principio a Magda no le fascinó la idea, ya que ella está acostumbrada a zonas más urbanas, pues en elllas fue creada. Además, es muy casera y le gusta pasar tiempo en casa haciendo sus cosas, pensando, recordando, imaginando, soñando.

Finalmente a rregañadientes, conseguí convencerla y montarla en el coche rumbo a Talavera. Al llegar allí, toda la familia nos fuimos a la piscina, lo que no le hizo mucho gracia, pues la pequeña muñeca no es muy amiga del agua. Este aspecto de mi pequeña amiga lo comprendo a la perfección, si yo fuese de papel reciclado tampoco me haría gracia que una sustancia me pudiese convertri en un mazacote informe. Así que prefirió quedarse en casa conociendo la zona y los "dominios" de la familia Seguí.

Al volver a la hora de comer, no podía creerlo. Magda había hecho algunos a migos más. Al parecer, mientras paseaba por el jardín, conoció a dos patos, Oca y McCuak, que se ofrecieron a ser sus guías por aquel lugar. 

Magda se lo ha pasado genial. No sólo le enseñaron la parcela, sino que le presentaron a un sin fin de habitantes del jardín, tortugas, caracoles, gnosmos, puff!! Y eso sin contar toda la gama de insectos que se iban encontrando, ya que son algo rancios con los forasteros y están muy entregados a sus labores.

En definitiva, Magda ha quedado encantada y ha prometido volver pronto a visitar a sus nuevos amigos. A ver si es verdad!

P.D: También quiero colgar esta canción, dedicada a los patos que cuidaron de Magda, y a mi padre que me contó cosillas de cuando era chavalín, mientras conducía hacia Talavera y escuchábamos a Jethro Tull.

viernes, 11 de julio de 2008

Magda en Ventas

El pasado viernes tenía un par de horas por la mañana, así que como le había prometido a Magda, se las dediqué a ella.

Primero le hice un traje nuevo, con algún color más, pero tampoco super colorido, porque dice que muchos colores no le gustan. También le regalé una chapa, lo que hizo que se pusiera más contenta de lo que ya estaba. Y con vestido nuevo, chapa y sonrisa, nos fuimos a dar una vuelta por el barrio a hacernos fotos para colgarlas y que Roberto las viera.
Hicimos muchas, en distintos lugares, con la plaza de toros al fondo, con el cielo azul, pero parecía que no terminaban de gustarnos, y menos para Roberto (jo! Qué exigente es Magda cuando se refiere a Roberto!!) Y justo cuando estábamos dándonos la vuelta para marcharnos vimos unas florecillas, y pensamas que una foto con flores nunca está de más. Y fue entonces cuando llegó la foto que iluminó la cara de la muñeca de papel.

Así que aquí está la foto. Tras una hora y pico de sesión, conseguimos la foto que le gustaba a la niña.

Un beso enorme de Magda y mío.
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sábado, 28 de junio de 2008

Magda, no llores!



El jueves llegó a casa una nueva inquilina. No llegó sola, sino de la mano de su padre, Roberto. También llegó junto con una de sus hermanas, Selma, pero fue Magda la que me robó el corazón, pues no paraba de llorar silenciosamente, sin dar grandes alaridos, ni pronunciados pucheros, simplemente lloraba.

No comprendí bien el porque, pero esperé cautelosamente a que roberto me contase si quería, y al poco todo quedó claro.

- Como sabéis me voy tres semanas a Londres y después volveré unos meses, pero en Septiembre me iré a Amsterdam, al menos un años - dijo tranquilamente mi amigo-. Por eso, vengo a pediros a Javi y a ti, que adoptéis a dos de mis princesitas. Lucía ha adoptado a Antonia, y aquí os traigo a Selma y Magda.

Entendí enseguida la pena de Magda y me identifiqué plenamente con ella. Yo llevo llorando su partida desde el mismo día en que me contó que se marchaba en Septiembre. ¿Qué voy a hacer yo sin mi amigo, mi interlocutor, mi paño de lágrimas, mi saco de risas, mi remanso en Madrid... MI AMIGO?
Después de cenar Roberto se fue. No se despidió de ninguna de las dos, imagino que porque ya lo habría hecho antes y volver a hacerlo para los tres sería de nuevo doloroso.

Al día siguiente, al llegar a casa del trabajo, sorprendí a Magda mirando por la ventana. Miraba triste, inconsolable y resignada. Miraba a ver si volía Roberto, aunque sabía y tenía la absoluta certeza de que no iba a volver.
Me acerqué tranquilamente, pero no sigiloso, pues quería que notara que iba llegando y así no asustarla. Bajito, como se suelen decir las cosas más importantes, la conté todo lo que también sentía. La hice ver que yo también le echaría de menos y que entre los dos podríamos alegrarnos el día a día, confiarnos nuestros sentimientos, inquietudes, nuestro cariño por el amigo, por mi parte, y creador, por el suyo, que teníamos en común. Y así, las lágrimas de Magda comenzaron a contenerse y la resignación se fue volando con dos palomas que partieron desde el alfeizar de la ventana.

Ya Magda está mejor. Está más traquila. La he prometido que este verano, en breve, ya que empiezo el Lunes las vacaciones, iremos juntos a hacernos fotos, para colgarlas en Aldebodal y que Roberto nos vea y se sienta feliz por habernos unido, porque nosotr@s estamos encantad@s de haberle conocido.

sábado, 26 de abril de 2008

Aldebodal. 3ª Parte

En la ciudadela hay tres edificios principales, emblemas de sus habitantes. El Palacio Imperial, el Templo del Inicio y la Casa del Manantial.

El Palacio es la Casa de la Familia de la Emperatriz y residencia de la Soberana de los Botany. Aquí se enseñan los secretos y conocimientos de la Familia, a los jóvenes candidatos que desean entrar a formar parte de este Clan, por lo que alberga una zona de estudio, Biblioteca y residencia de los iniciados en los Lazos.

También es en este palacio donde los representantes cabeza de Familia se reúnen a deliberar y tomar decisiones que afectan a sus Clanes y funciones respectivas. La sala en la que estas reuniones se llevan a cabo se denomina El Salón de la Palabra. Es una gran habitación de paredes cristalinas en la que la luz penetra desde el amanecer hasta el anochecer, marcando así el máximo de la duración de las reuniones en esta estancia: "Sólo la luz de Soxes marca la guía de una discusión discusión." Con esta frase, escrita sobre la puerta de entrada al Gran Salón, se recuerda a quienes entran, cual será el momento de aplazar el trabajo en caso de no haberlo finalizado. Para los botany es primordial el trabajo y la función que cada uno desempeña dentro de la sociedad, pero igualmente valoran el descanso y el saber parar a tiempo para recuperar fuerzas. Incluso, existe la figura del Gerente Luminoso, encargado de que esta norma se cumpla. 
Existe también la creencia, en el saber popular, que de esta manera se garantiza la claridad, certeza y transparencia de todo lo que sucede en la sala, pues lo que se habla durante la noche son maquinaciones, rumores y malos entendidos.

En el palacio también se encuentra la Sala de Audiencias donde la Emperatriz recibe a los ciudadanos que solicitan hablar con ella para exponerla sus necesidades y preocupaciones, así como a quienes son llamados por Ella misma para cualquier negociación, conversación o requerimiento. Nadie conoce el secreto de esta sala, salvo los constructores de la Familia de la Emperatriz, ya que la sala adopta las dimensiones, luz o forma que la reunión que allí se vaya a llevar a cabo precise. Puede ser un salón con un pasillo largo y estrecho, o una acogedora sala con una enorme chimenea, incluso hay quien ha dicho que la sala era una terrible celda oscura cuyo único punto de luz era el elevado trono de la Gran Emperatriz.

Como ya dijimos antes, el palacio también acoge los aposentos de la Soberana de los Botany, cuya amplitud y decoración dependen de la Dirigente en funciones...

martes, 11 de marzo de 2008

Candela

Para Roberto

Candela se sienta por fin. Después de todo el día respira hondo y piensa que necesita las vacaciones como si de una bendición se tratase. Deja su menta en blanco y valora el día, y piensa...

Domingo pintó una raya con sus creyones y quiso ver,
y vio cuanto quiso y luego pintó más rayas en la pared.
Domingo pintó una casa con una fuente y se fue a beber,
y el agua eran muchas rayas de un sol de rayas en el papel.

Y vio una serpiente durmiendo a un dragón,
y vio mil ciudades en su corazón.
Y vio una jirafa cayendo en la red,
del oso de azúcar y un río de pie.

Elena pintó la lluvia lloviendo lenta sobre el papel,
y vio cuanto quiso y luego pintó más lluvias en la pared.
Elena pintó la lluvia con cuatro rayas color de flan,
y luego pintó tambores con otras rayas y mucho más.

Y vio una muchacha bailando en el mar,
los ojos bañados de profundidad.
Y vio una sonrisa de musgo y color,
y un líquen que nace de su corazón.

Cuando quieras ver verás, todo lo que imaginaste.
Cuanto quieras ver verás, todo aquello que soñaste.

María pintó una raya sobre la raya que otro pintó,
y dijo que era una foca bailando al ritmo de una ilusión.
Y vio a Blancanieves morena de piel,
y el bosque encantado y la abeja en la miel.

Cuando quieras ver verás, todo lo que imaginaste.
Cuanto quieras ver verás, todo aquello que soñaste.

Las cosas que hemos vivido ya nunca fueron más lo que son,
las cosas son como rayas y cada uno vio lo que vio.
Las cosas que hemos vivido ya nunca fueron más lo que son,
las cosas son como rayas y cada uno vio lo que vio.

Cuando quieras ver verás, todo lo que imaginaste.
Cuanto quieras ver verás, todo aquello que soñaste.
Cuando quieras ver verás, todo lo que imaginaste.
Cuanto quieras ver verás, todo aquello que soñaste.

Gracias por tu post, Roberto. Este es mi regalo por acordarte de mí.

lunes, 10 de marzo de 2008

Aldebodal. 2ª Parte

Shicrap es el continente mayor de los dos existentes en Aldebodal. Se encuentra dividido en siete regiones, una de ellas central desde la cual nacen las otras seis. La Región central es tan solo una gran ciudad, o más bien una ciudadela sobre un Monte, el Monte Daymantos, en el que brota un manantial de aguas blancas, el Manantial Sirhi Okra. Contaban algunos botany ancestrales, que tras crear el planeta, la Tierna Madre Aldebodal se sentó en dicho Monte para observar su obra, y para saciar su sed y su fatiga, hizo brotar el blanquecino líquido. Este agua se da de beber a todos los botany recién nacidos, y con él se crían en los primeros años de vida. La familia de la Emperatriz lo entrega libremente a todas las familias con un nuevo miembro, ya que siempre han considerado el Manatial patrimonio de todos los botany, así como de cualquier habitante de Aldebodal que lo requiera. El nutritivo elemento, también se concede a enfermos físicos y psiquicos, aunque no siempre cura o proporciona la salud que se le pretende.

Esta ciudadela es la residencia de la Familia de la Emperatriz, donde la elegida como Soberana Botany de las Tierras de Aldebodal, recibe en audiencia y vigila por el bienestar de sus iguales y de todo aquel que se lo pida.
Es una cuidad toda cristalina. El Palacio Imperial, las casas, los puentes, las torres de vigilancia, incluso el suelo es cristalino, y por él se puede ver cómo corre el Manantial, haciéndola parecer más limpia y pura. Este efecto se consigue utilizando un tipo de roca preciosa pulida, llamada key. Esta roca se extrae en la Región de Sojor, de la que hablaremos más adelante, donde los botany de piel rojiza la tratan y consiguen liberar de su cárcel oscura y fea, para crear un cristal precioso.

En esta ciudadela, también viven los representantes de las distintas Familias, encargados de consensuar las decisiones sobre el futuro de los botany en asamblea con la Empertariz. Igualmente habitan esta región central sabios, embajadores de otros pueblos y especies, arquitectos, pintores, poetas, actores, trabajadores de palacio, burócratas, maestros, y niños, muchos niños. Hay albergues en los que se acoge a las familias que acaban de recibir el regalo de un pequeño botany, para que puedan alimentar durante los primeros años al bebé. A lo largo de este tiempo, se les busca trabajo en el Monte Daymantos, y se procura su manutención, así como la educación del resto de sus descendientes. Una vez que el pequeño comienza a rechazar el blanco fluido y prefiere los alimentos sólidos, la familia firma un acuerdo con la Emperatriz, en el que se les asegura, que si su hogar de origen ha percibido algún daño durante su ausencia, la Familia Imperial se compromete, al completo, a ayudarles en la reparación de la misma.

La ciudadela del Monte Daymantos es una de las ciudades y regiones más prósperas de todo Aldebodal...