jueves, 11 de septiembre de 2008

Asturies

He venido de un lugar mágico. He pasado cuatro días inmerso en el recuerdo de sensaciones y visiones olvidadas. Los olores, los sonidos, los sabores, las caras, los colores, el viento, el tacto de la arena... Ha sido maravilloso encontarme con Asturias de nuevo, y en especial con Llanes. Las calles, el brillo del sol, el olor que tiene en cada rincón, la ría que sube y baja, cruzada por el puente, el paseo de San Pedro, ahora más accesible, más verde, más largo, pero igual de bonito a mis ojos.

Asturias es la Tierra y el Agua, las montañas verdes, que al amanecer y al atardecer tórnanse azules, los eucaliptos, los falsos plátanos de sombra, las hortensias, las algas del mar bravo, que chocan contra las rocas, es el hogar del Cuélebre, de dragones que respiran dentro de las rocas y nos ayuentan bufando, de Xanas, de Trasgus, del Nuberu y el Ventolín, de Aldeanas, de Porruanos, de la Virgen de Guía y la de Covadonga, de San Roque (al menos para mí), es el origen del queso que más me gusta, la inspiradora de músicas ancestrales, y perpetuadora de las más bellas fiestas y tradiciones. Pero sobre todo, es el hogar de mis más tiernos recuerdos, es paz, descanso, alegría, familia, claridad, buen humor, canciones, fiestas, risas... Es mi lugar en el Mundo.

Ojalá algún día, mi lugar en el mundo y yo, coincidamos y compartamos vida. Mientras tanto...