lunes, 1 de enero de 2007

La Sacerdotisa Enarte


Cuentan los Hechiceros del Viento, a todo aquel que les pregunta, que cuando los Botany comenzaban a formarse como especie, en los albores de la vida en Aldebodal, una joven sacerdotisa hizo un pacto con la Suma Creadora, para poseer la vida eterna.
La Gran Madre accedió a su petición, pero a cambio, debería bendecir en nombre de la Madre Aldebodal, a todos los pequeños que ante ella se presentasen, y obsequiarles con una profecía y un don para sus vidas.

Esta sacerdotisa se llamaba Enarte, y al ver que todos los progenitores acudían en masa a ella, para que profetizara y bendigera a sus hijos, decidió ocultarse en una cueva en la Región de Sedrev. A su cueva sólo podían acceder seres de corazón limpio y puro, y nunca ambiciosos, sedientos de poder para sus hijos.
La entrada de la cueva de Enarte era tan estrecha, que muchos de los que decidían acudir a ella abandonaban. Cuentan los Hechiceros del Viento, que esto era sólo un truco, pues una vez atravesado este estrecho tramo inicial, la cueva se convertía en una gigantesca cavidad en la montaña, iluminada con antorchas color esmeralda, repleta de olorosas flores, de diversos tonos verdes, con un enorme y profundo lago, con un islote en el centro donde se encontraba Enarte.
Para llegar a ella, los padres debían estar dispuestos a todo por sus hijos, y para demostrarlo, tenían que ser capaces de cruzar el lago por sus propios medios, trabajando unidos, sin que los bástagos se mojasen ni un pelo, ya que de lo contrario, dos enormes bestias acuáticas, que habitaban en las verdes aguas, les deborarían.
Enarte, por la naturaleza de su eterno trabajo, decidió adoptar la forma de una inocente niña de piel plateada y cabellos dorados, con los ojos como las esmeraldas pulidas, brillantes y esperanzadores, como la mirada pueril de un infante. bajo esta apariencia, los niños la percibían como una igual y en el momento de su bendición y obsequio, la complicidad entre el pequeño y la hechicera era casi total.
La Sacerdotisa Infantil, como algunos ancianos de Sedrev decidieron llamarla,se encontraba protegida, además por un enorme Botany de la región de Sodoram, por lo que su piel es del color de los arándanos. La fuerza de este titán, fue el don que le concedió Enarte al nacer. Cuentan otras leyendas, que este fabuloso guerrero es hijo de la Hechicera y una de las bestias acuáticas del lago, pero eso sólo son habladurías.

Los Hechiceros de los Vientos, siguen contando a quienes les preguntan, que en la región de Sedrev hay una cueva de entrada muy estrecha, que oculta una profecía y un don para el hijo de aquellos que están dispuestos a arriesgar su vida, por su progenie.

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